viernes, 24 de abril de 2009

Hola,hola,hola!!

Desde hace años tengo especial fascinación por la revista ¡hola! Cada vez que la “leo” es para mí como una bocanada de optimismo. Para la revista ¡hola! la vida esta teñida de una tonalidad rosa cargada de eufemismo. Bueno traduzco: en la revista ¡hola! Los famosos no ponen los cuernos sino tienen un ligero affaire, los famosos no van a la playa sino que disfrutan de las cálidas aguas del mediterráneo, los famosos no tienen hijos, dan a luz rodeados de sus familiares y amigos más cercanos, y por supuesto a los famosos bajo ningún concepto los pillan follando sino que son sorprendidos en una situación comprometida.

La verdad es que puedo entender que se pueda justificar cierto grado de eufemismo para “maquillar” un poco la situación porque a nadie le gusta leer en una revista fulanito de tal se coge tal pedo que se zumba a un parquímetro mientras sus amigos se descojonan. Pero hay distintos grados de eufemismo uno es un ligero disfraz y otro lo que hace ¡hola!

Bueno y después de esta crítica hacía su libro de estilo, paso a lo importante, criticar por criticar.
A mí una de las cosas que siempre me ha hecho gracia de la revista ¡hola! es que en cada nueva edición siempre hay una sección en la que alguien enseña su casa, a esta sección yo la he bautizado como “mira bien mi casa porque tu no vas a poder tener una así en tu… vida”, en esta sección siempre aparece ese alguien sentado en su fabuloso sillón de cuero blanco con una sonrisa profident y si ese alguien tiene cónyuge este aparece apoyado en la parte superior del sofá con una expresión en la cara que si hablase solo diría una palabra BRAGETAZO, en ese tipo de entrevistas se pueden leer declaraciones como “Es una casa modesta” o “solo tiene 14 cuartos de baño” a lo que tu piensas en mí casa te quisiera ver yo compartiendo el baño con 4 personas pedazo de …
Otra cosa de la que me he dado cuenta es que en la revista ¡hola! siempre aparece alguien que a primera vista nadie sabe quién es pero luego cuando lees la entradilla sabes que es la hija menor del VIII Conde de Marina d’or y dices ¡ah claro como no me había dado cuenta antes! en este tipo de reportajes se busca cualquier excusa para que la “niña” salga en el ¡hola!, como la colección otoño-invierno de trajes de novia, de flamenca o de trajes de baño de una marca que casi nadie conoce.

Y que me dicen de la publicidad en el ¡hola! son cosas muy cotidianas como pastillas contra la celulitis del bajo vientre, relojes Cartier, Chanel o cualquier otra marca que al pronunciarse te haga parecer un autentico gilipollas y cosas de así.

En fin la verdad es que al escribir esto ni bocanada de optimismo ni ná al leer la revista ¡hola! lo que me produce es arrepentimiento de gastarme 2€ en unas hojas de papel satinado en las la vida de sus protagonistas siempre va a ser mejor que la tuya.