lunes, 5 de abril de 2010

La Valentía del Chapucero



Aprovechando las vacaciones de semana santa he vuelto a mi casa y me he encontrado con una larga lista de chapuzas caseras que me esperaban detrás de la puerta con los brazos abiertos, vamos algo así como esa gente tan feliz que recibe a sus familiares en el anuncio de El Almendro.

En todas las casas españolas siempre hay algo pendiente de que alguien se levante del sofá y decida arreglarlo. Los españoles nos podemos dividir en dos grandes grupos, uno engloba a los chapuzas y el otro los que miran y sacan defectos de cómo los otros están haciendo el acto chapucero.

Las chapuzas por regla general suelen tener pocas probabilidades de éxito, todo chapucero con años de experiencia tendrá en su historial situaciones como : taladrar en lo alto de una pared y que te caiga todo el polvillo en la cara, hacer un 2x1,es decir atravesar una pared con el taladro y también un armario empotrado, taladrar una tubería y tener una mini Venecia en el dormitorio de invitados o sujetar un cable por toda tu casa y darte cuenta de que luego ese aparato electrónico que has instalado por arte de magia no funciona o el mítico taladré un azulejo y se desmoronó toda la pared de la cocina, en fin… podría enumerar miles de situaciones, pero en este momento no se me ocurren más.

Las chapuzas cuando no salen bien (casi siempre) pasan a formar parte de tu diario personal de momentos frustrantes, impotentes (no es lo que estáis pensando) y exasperantes. La tensión generada después de una chapuza mal hecha podría transformarse en energía y abastecer a toda la ciudad de Torrevieja en agosto.
Si ,porque todos nos reímos con esos videos del Youtube de americanos con sus cinturones de herramientas dando martillazos o rompiendo el fruto de su chapuza como auténticos perturbados, pero realmente cuando una chapuza no sale como tú esperabas se dan situaciones parecidas que en ocasiones son como las hemorroides que se sufren en silencio.

Hacer chapuzas implica un riesgo ya que hay trabajar en situaciones de extremas, como por ejemplo subirse al último peldaño de una escalera, las escaleras son como las armas que las carga el diablo, bueno mejor dicho las sujeta el diablo, porque ¿a quién no le ha pasado que la persona que esta sujetando la escalera donde tu estás subido sea la persona en quién menos confíes para dejar tu vida en sus manos, que cuando te subes al último escalón ves tu vida en diapositivas y repites constantemente pero sujétala bien ehh?
También trabajar con un martillo implica un riesgo extremo ya que ¿quién no se ha dado alguna vez, durante el acto de clavar un clavo, un martillazo en el dedo y que se te quede como el dedo de E.T. el extraterrestre?

En fin… el mundo de las chapuzas es tan complejo y con tantos finales posibles: puertas que al abrirlas se vienen hacia ti, armarios en los que colocas algo, cierras, oyes un ruido, abres y descubres que la balda de dentro ha girado 90º, cuadros que se caen de repente…


Un clásico para despedir este post, no tiene nada que ver con el tema, pero a ver como encuentras una canción que tenga que ver con los chapuzas.

3 comentarios:

Inés dijo...

muy bueno laura como siempre segun flor al final tnias k haber puesto la musica d bricomania

Unknown dijo...

seguro que a la vuelta te esperan chapuzas en la resi...

Galiciana7 dijo...

Ni lo dudes xD Claro que te esperamos en la Resi ^^ jejeje =)